PSICOLOGIA DE LA CORPORALIDAD Y BELLEZA DE LA CIRUGÍA ESTETICA EN EL SIGLO XXI
Fernando Arango Ospina M.D
Cirujano Plástico
Ana Maria Arango Melo
Antropologa
La preocupación del hombre y de la mujer en mejorar sus características físicas, no es una condición que se reduzca a era moderna; basta volver a los principios de la civilización para que encontremos una rica documentación que atestigua la importancia de la apariencia física en el reconocimiento y atracción de los seres humanos. Como lo comprobó Darwin en el siglo XIX, hasta entre los animales hay una preocupación por la apariencia mezclada con los instintos sexuales.
La historia de la Cirugía Plástica nos remite a técnicas operatorias que buscaban mejorar las apariencias de las personas con deformaciones congénitas, traumas o infecciones con el fin de reintegrarlos socialmente. Sobre este aspecto, una de las historias más interesantes está transcrita en el libro “Susruta Samhita”, procedente de la India. Según las crónicas que narra el libro la cirugía plástica de la reconstrucción nasal existía desde el año 2500 A.C. En aquella época el castigo infligido a los esclavos o a las mujeres infieles, era la amputación de la punta de la nariz. Métodos quirúrgicos, partiendo de colgajos de piel retirados de la región frontal, permitían la reconstrucción. Curiosamente este método se emplea hasta hoy en la cirugía plástica. Otros procedimientos quirúrgicos en otras partes del cuerpo humano como el cierre de heridas, amputación y reconstrucción mamaria y manejo de quemaduras llegaron hasta nosotros a través de documentación histórica, confirmando la preocupación estética desde las épocas más remotas. Comunidades prehispánicas de los Andes como los guacoyos ubicados en Argentina y Chile utilizaban las hojas de aloe vera (sábila) para la cicatrización de quemaduras.
Actualmente nos beneficiamos de las ventajas ofrecidas por la cirugía plástica moderna gracias al gran desarrollo tecnológico. Dichas técnicas, que no eran ni siquiera soñadas por nuestros antepasados, favorecerán además a las futuras generaciones de manera significativa. Comparar las técnicas de la cirugía de nuestros antepasados y las actuales sería como comparar las guerras de la Edad Media con la II Guerra Mundial y las guerras de principios de siglo XXI.
El continuo y creciente adelanto cientifico y tecnológico, la divulgación publicitaria y especialmente la motivación psicosomática de ser humano, han hecho de la cirugía plástica una respuesta eficaz para responder a las necesidades de aquellos pacientes que solicitan un cambio importante en su autoimagen. La union de ciencia-arte y concepto de belleza hacen de la Cirugía Plástica una manifestación sublime que trasciende un conjunto de aplicaciones de técnicas y tecnologías. El profesor Alberto Posada, llegó al punto de declarar la Cirugía Plásticas el “Octavo Arte” –“esculpir en el cuerpo humano”-.
Procurando entender mejor el problema de cada paciente, sus anhelos, sus necesidades, razones y fantasías, nos fue posible sacar conclusiones sobre la importancia de la cirugía estética en el psiquismo individual, y por ende en el colectivo. No fue hecha, entre tanto cualquier evaluación específica en cuanto al sexo, edad, religión o clase social. Si entre las propiedades que posee el mundo hemos encontrado el orden, la simetría y la armonía (es decir, una disposición de la belleza), el alma humana, en tanto condensa las manifestaciones del cosmos, tiene que poseer cierta simpatía interior para captar y comprender ese orden, esa simetría y esa armonía de las cosas: es lo que se denomina concepto de la belleza. Dicho concepto de belleza y simetría están totalmente determinados por una serie de valores éticos y estéticos propios de cada grupo social; su cultura y subculturas.
El concepto de bellaza está determinado por un sinnúmero de factores extrínsecos e intrínsecos, es decir, por un equilibrio entre los criterios sociales y los criterios del propio sujeto. Por otra parte, tanto social como individualmente, según los valores éticos que se han creado por convenios culturales, lo que se considera bello genera placer a los sentidos y entusiasmo. Los griegos llamaban al entusiasmo “en theos” (llevar a dios adentro); sentimiento de compenetración y simpatía. De este entusiasmo surge la inspiración que habrá de revelarse en cada obra artística, plástica como la pintura escultura arquitectura y la danza, que generan un sentimiento en lo visual, o la música y la poesía que generan un placer auditivo.
A menudo se compara al cirujano plástico con el artista plástico porque ambos hablan el lenguaje de la belleza. Sin embargo, en la obra de arte la belleza tiene finalidad inmanente, es decir, el mero propósito de exhibirse, mientras que la finalidad en la cirugía plástica está en el mismo ser humano. Es por lo tanto una finalidad trascendente: armonizar el cuerpo con el espíritu, estableciendo una paz interior que le permita al paciente reencontrar su propia imagen y lograr un equilibrio con el mundo que lo rodea. Por eso, podríamos decir que la belleza es una de las condiciones de la felicidad, teniendo en cuenta que no existe “La belleza”, existen diferentes ideas y conceptos de belleza que responden a construcciones sociales e individuales.
Es bien sabido que cada grupo étnico posee su propio concepto de la belleza y que además éste va mutando con la idiosincrasia y la filosofía de la época. Como lo dice el I Ching “lo único que no varía es que la vida siempre varia”. Aun dentro de un mismo grupo étnico y social podríamos afirmar que cada ser humano tiene su propio concepto de la belleza conforme a su temperamento, y sensibilidad. Así, su propio concepto de belleza determina su manera de razonar, mirar, concebir, sentir y juzgar el mundo.
Para focalizar estas observaciones, dividiremos en tópicos los puntos más interesantes a ser analizados.
Durante la década de 1970 – 1980, la Cirugía Plástica estética se volvió más difundida en todas las esferas sociales gracias a la evolución de la anestesiología, al perfeccionamiento tecnicoquirúrgico, al aumento de poder adquisitivo y a la divulgación. Como era de esperarse, hubo un incremento inicial de la cirugía estética en los pacientes de nivel socioeconómico más alto que luego alcanzó todos los niveles.
La públicidad de la especialidad, a través de la televisión, la radio y la prensa escrita, ha tenido una importante influencia en todas las esferas sociales. La necesidad de buscar apoyo psicológico o estético a través de la cirugía plástica es cada vez más creciente. Nadie que esté necesitado dejará de sentirse motivado con el “slogan” de la propaganda que dice “pierda su exceso abdominal en 90 minutos de cirugía con liposucción, en vez de “9 meses de dieta y gimnasia diaria”. Esto motiva a los indecisos, y estimula a los necesitados, siendo en consecuencia un tipo distorsionado de divulgación, por su aspecto poco científico, poco ético y bastante comercial.
La seguridad de las anestesias y la excelencia de los efectos quirúrgicos también promueven automáticamente a la especialidad. Un paciente bien atendido y con buenos resultados quirúrgicos, es la mayor propaganda.
El binomio miedo-vanidad interfiere en la decisión quirúrgica. Los pacientes no solamente se operan de aquello que repudian o que les “molesta” psicológicamente. Los más expresivos llegan a tener una hipersensibilidad repulsiva sobre el área que les compromete físicamente hasta llegar a la ansiedad, la angustia o la depresion; así, toman la decisión de someterse a la cirugía la vanidad vence sobre el miedo. Paralelamente, el complicado sistema social pasó a ofrecer condiciones más favorables a los económicamente limitados, a través de sistemas de préstamos bancarios o pagos parcelados, tornando posible la cirugía estética en las esferas socioeconómicas más bajas.
Vanidad, miedo y poder adquisitivo pasaron a integrarse en el mercado quirúrgico existente en las áreas de consumo. Debido a la calidad electiva de este tipo de cirugía, las entidades prestadoras de servicios médicos EPS y seguros de salud reaccionaron y tomaron la decisión de no ofrecer amparo económico para estas cirugías porque entre otras cosas, lo consideraron un riesgo quirúrgico innecesario. El surgimiento de empresas ofreciendo servicios sociales ha sido en cierta forma útil, mientras ellas no intervengan en campañas antiéticas y de emulación desleal entre los especialistas. Realmente a nadie le disgustaría mejorar sus condiciones físicas sin tener que costear los gastos. Si el gobierno viniese a dar amparo a la cirugía estética, no hay duda que grandes perjuicios ocurrirían en el presupuesto de la nación.
Varios factores contribuyeron a difundir la cirugía estética: diferencias étnicas, climáticas, geográficas, alimenticias, deportivas, de vestuario, de régimen político y el poder adquisitivo. En cuanto al aspecto étnico, se puede citar como ejemplo una acentuada predominación de las características ginecoide en los países de raza latina, en cuanto a las mujeres anglosajónas presentan mayor tendencia para el tipo androide.
El clima tropical, motiva la vida al aire libre, en cuanto el clima templado lleva a una vida más reservada. De suerte tal, que el trópico obliga a llevar una ropa ligera que delinea más la silueta y exige a las mujeres a controlar su peso y alimentación para poder enfrentar la competencia estética. Las regiones litoráles y de clima caliente, convidan a la mujer a exponer el cuerpo dentro de las minúsculos trajes de baño, llevándolas a buscar al “mejor cirujano plástico”, para perfeccionar sus posibles distorsiones físicas. La dieta alimenticia equilibrada, es sin duda, de mayor importancia a fin de mantener la apariencia física, en el sentido de evitar, en el transcurrir de los años que excesos del tejido adiposo, localizado o generalizado, o aún, la flaccidez del envejecimiento de los tejidos cutáneos debido a continuos regímenes dietéticos, que determinen cambios corporales antiestéticos.
El embarazo compromete el cuerpo de la mujer. Altera su contorno, provoca estrías, acumula adiposidades y deforma las mamas, obligándolas a buscar los recursos de la cirugía estética.
El régimen político, la moda, las costumbres y el poder adquisitivo, complementan los factores que inducen al hombre y a la mujer a buscar amparo en la cirugía estética en las sociedades de consumo. Esta disponibilidad está distribuida en un sistema piramidal, donde cuanto mayor el poder adquisitivo mayor el índice de cirugías estéticas. Específicamente en Colombia se genero una subcultura “narco” que impuso una estética particular: exageración antinatural de los rasgos físicos o caracteres sexuales secundarios como prótesis, nalgas, abdomen, cabello, lentes de contacto de otro color etc.
Esto no sucede en los países socialistas. Allí el índice de este tipo de cirugías es bajo (inclusive entre sus grupos de poder adquisitivo más elevado). Hay una explicación lógica para este problema: la medicina es 100% socializada en estos países, la cirugía estética es optativa y no se entiende como una necesidad. El gobierno no podría asumir las consecuencias de la vanidad humana, excepto en casos excepcionales.
Algunos pacientes que se someten a la cirugía plástica estética crean una concepción personal sobre determinados problemas físicos que los afligen, buscando así todo el tiempo una solución para el equilibrio de su consciente y la satisfacción de su ego. Así, eventualmente se observa una obsesión de autobservación y continua insatisfacción patológica: DISMORFOFOBIA “temor a ser feo” que pasa de uno para otro “órgano de choque” del cuerpo, volviéndose un problema reiterativo.
Tuvimos ocasión de operar un paciente que afirmaba que sus grandes orejas eran las responsables de su fracaso en las conquistas femeninas. Después de la cirugía continuó infeliz, pasando a admitir que su nariz no se encuadraba en los cánones estéticos y solicitó otra cirugía para mejorar su apariencia. Posteriormente consultó por su insatisfacción con su mentón y su cuello. Analizando el problema, concluimos que las modificaciones futuras no mejorarían su apariencia. El paciente presentaba una fisonomía normal sin aberraciones que justificaran una cirugía. Un análisis más profundo de su comportamiento y personalidad, nos permitió comprender que él era portador de una gran inseguridad, con distorsiones de educación en la infancia, que pasaron a influir en su comportamiento ulterior y la cirugía estética no lograría de ninguna manera corregir su psiquismo. Encaminamos al paciente a un psiquiatra. Hay dos aspectos extremos de conducta. El grupo de aquellos que por el simple hecho de someterse a la cirugía, equilibran su psiquismo, y el grupo opuesto, representado por los pacientes con el esquema emocional distorcionado, donde cualquier cirugía redundaría en un fracaso del binomio mente-físico. Encontramos el mayor contingente de pacientes, considerados normales, por el hecho de proceder de manera coherente en la evaluación de los problemas físicos, valorando los resultados de acuerdo con los efectos obtenidos. Critican con base a los resultados precarios y se contentan con los buenos efectos alcanzados. Este grupo de los “normales” permite que la especialidad, realizada por profesionales conscientes de la responsabilidad que asumen, sea respetada científica y socialmente.
LA RAZON DE SER DEL CIRUJANO PLASTICO-ESTETICO
Las razones que llevan a este tipo de pacientes a buscar un cirujano estético son sencillas: proceso lento y progresivo de envejecimiento, en una tentativa de retardar este fenómeno natural. Algunas mujeres al alcanzar la década de los cuarenta o cincuenta sienten las señales de las arrugas y flacidez de la piel de la cara y en el cuello y por lo tanto, buscan mejorar su aspecto y retornar a las características fisonómicas que poseía en la década de los treinta. Otras desean eliminar las distorsiones de la maternidad. Por otra parte encontramos otro grupo de mujeres jóvenes que ante hipertrofia juvenil de las mamas y dismorfia del tronco se someten a la cirugía correctiva para eliminar la causa de su complejo.
En algunos matrimonios en los que la mujer es mayor, al llegar a los 40 ó 50 es común que se busque al especialista para disminuir las marcas del paso de los años. Otro factor que lleva a las mujeres al consultorio de los especialistas está ligado a problemas conyugales ya que muchas veces se considera que las características físicas no estimulan a la pareja. Mujeres divorciadas, o que están a punto de hacerlo, también se someten a la cirugía para mejorar su aspecto y entrar en la competencia natural en busca de una nueva pareja.
Las razones no se acaban aquí. Mujeres de 60 a 70 años, también se someten a la cirugía estética, buscando mejorar su apariencia, y por lo tanto obtener una mejora psicológica, eliminando dentro de lo posible las marcas agresivas de la edad. Mujeres que tuvieron un hijo después de los 40 años, o que tienen un hijo tardío, a veces son motivo de vergüenza para el hijo en la edad escolar cuando éste compara a su madre con las otras madres, naturalmente más jóvenes. Curiosamente estas mujeres son influenciadas por la reacción del hijo, buscando la cirugía estética a fin de rejuvenecer la fisonomía. Creemos que cada mujer que busca la cirugía de rejuvenecimiento tiene un estímulo que le es peculiar que representan el punto de equilibrio para sus anhelos.
Es importante que el Cirujano Plástico persiva, durante las entrevistas con el paciente, el significado del problema y que analice su comportamiento psíquico a fin de evitar una cirugía innecesaria o absorber problemas emocionales más complicados que no corresponden a su especialidad. Con base en los años de trabajo en esta área hemos encontrado un 20% de los casos operados, problemas curiosos de relación médico-paciente, en el postoperatorio. Comprenden detalles ligados a los resultados calificados como buenos, dentro de la realidad quirúrgica, pero que no alcanzaron el nivel “fantástico” de la expectativa del paciente. Creemos que eso sucede por una eventual falta de diálogo preoperatorio, a fin de hacer entender a la paciente la realidad de sus condiciones ,las caracteristicas de sus tejidos , las posibles complicaciones, los riesgos de un resultado o aún falta de retención mental por parte del paciente para entender todo aquello que le fue explicado.
Este conjunto de factores ha preocupado a los especialistas, que pasaron a defenderse, documentando sus operaciones a través de fotografías, registrando sus diálogos durante el preoperatorio, y solicitando a su paciente la firma de un compromiso de responsabilidad. Fuera de esto dan a la paciente folletos que explican minuciosamente la operación, y los resultados que podrán ser alcanzados, etc. Estas medidas son muy importantes, aunque no totalmente eficientes para eliminar la responsabilidad del médico, ante cualquier problema que pueda ser encuadrado como impericia, imprudencia ,negligencia.violacion al lex artis (no desempeño oficioso),cuando no se esta renovando sus conocimientos….tiene problemas.
La cirugía estética está circunscrita hoy, a un restringido número de modalidades quirúrgicas, las cuales distribuidas en el sentido cráneo-caudal son las siguientes:ritidectomía cérvicofronto-facial , ritidectomía de los párpados, rinoplastias, mentoplastias, mamoplastias, mamoplastias de aumento y de reducción, abdominoplastias, plásticas de los músculos y nalgas. Entre estos tipos clásicos de cirugías existe una variedad específica para cada caso. La manera de realizar estas cirugías, aisladamente o combinadas, depende del especialista y de su capacidad de trabajo en equipo. El puede desempeñar la tarea en un único acto quirúrgico, modelando al mismo tiempo, el cuerpo y la cara de la paciente u operar separadamente cada segmento del cuerpo.
La evolución en la metodología de atención a las pacientes creció lentamente en esta última década, gracias al perfeccionamiento contínuo de la anestesia, de la técnica de la cirugía, de los resultados cada vez más refinados, de la propaganda espontánea y natural a través de las pacientes, y de las mejores condiciones socioeconómicas. El concepto que esta reevaluado por las multiples demandas Es conjunto de factores permitió que una mujer, en el período de 35 a 45 años, que no disponía de más de 30 días para mejorar sus características faciales y de su forma física, pudieran hacerlo con un único acto quirúrgico, sometiéndose a una serie de operaciones combinadas. Hace algunos años esto sucedía, actualmente es necesario varias internacionales, realizándose una cirugía plástica por vez, esperando cerca de 4 a 6 meses por lo menos entre una intervención y otra. Con la evolución del esquema de trabajo de los equipos de cirugía y anestesiología, hoy en día los riesgos disminuyeron y el tiempo operatorio fue reducido, sin embargo con el aumento lógico de complicaciones por la “multicirugía”,con el riesgo anestesico inherente algunos grupos hacen procedimientos multiples, aduciendo “nunca ultrapasando cinco horas”, para realizar una cirugía combinada de rejuvenecimiento, nariz, párpados, mamas y abdomen, incrementando el trauma quirurgico y por ende el riesgo y seguridad del paciente
La divulgación natural entre las operadas llevó a una consecuente comparación de resultados obtenidos. Algunas llegar a realizar un “farewell party” para su imagen desgastada por los años y un “welcome party” para su nuevo aspecto. Los resultados son mostrados entonces con orgullo. Las propias pacientes recomiendan a su médico a las indecisas o a las que no conocen alguien de confianza. Veinte años atrás, cuando se preguntaba a una paciente, las razones de su aspecto joven, ella escondía el verdadero motivo, alegando que había estado paseando en una estación de aguas o que había modificado el peinado. Lo que antiguamente causaba vergüenza, hoy es motivo de placer y de “estatus”.
A pesar de que el incremento de la especialidad haya ocurrido realmente, el trabajo del médico, se volvió más comprometedor. Ante una falla cualquiera él cirujano podría poner en riesgo su nombre en el círculo de las amistades de la operada. La aceptación de la cirugía estética se ha extendió también para el sexo masculino de manera creciente. Actualmente, el hombre también procura mejorar su apariencia, tanto por necesidad de trabajo, como para satisfacer su autovaloración. En el primer aspecto la competencia con los más jóvenes hace, a veces que éstos sean escogidos por su apariencia juvenil, en perjuicio de un aspecto cansado, precozmente envejecido. En cuanto al segundo aspecto, hasta el estado emocional se modifica, si la apariencia causa satisfacción.
La propaganda promovida por la radio. televisión revistas, periódicos normalmente presentadas por los propios cirujanos plásticos, que les gusta vender su imagen al público, y la verdad sobre la cirugía estética, no siempre están mostrando la realidad de los procedimientos con sus limitaciones. Esto ha creado cierta distorsión comprometiendo no solamente a otros cirujanos, sino la especialidad en sí, por el descrédito que algunas complicaciones inherentes al procedimiento o fracasos pudieran eventualmente presentarse. ,Hay por tanto la necesidad de evitar futuras frustraciones y hasta problemas legales de mala practicada. por no aplicar y ajustar con cautela un buen juicio y criterio medico.
La propaganda no aclara, por ejemplo que al efectuar algún corte en el cuerpo, quede una cicatriz que jamás desaparecerá, cualquiera que sea la técnica operatoria empleada. Es evidente, que la cicatriz será más o menos visible, en función de la calidad de la piel, la raza , la edad y aspectos personales en las mismas manos del cirujano. Los aspectos operatorios no siempre son definitivos. A veces hay la gran necesidad de una nueva cirugía, para conseguir el resultado programado. Las complicaciones que puedan ocurrir durante el postoperatorio, inclusive en índices bajos, debe ser presentados al paciente antes de la operación. En fin, hay un determinado número de aspectos que deben ser tomados en consideración en las relaciones médico-paciente, a fin de que la confianza se mantenga siempre viva. Los aspectos positivos y negativos deben ser discutidos con toda franqueza. Estos procedimientos ayudan a divulgar la credulidad de la especialidad.
Los pioneros de la llamada cirugía plástica estética, que tuvieron la dura experiencia de actuar sin mayores direcciones tuvieron el mérito de errar y corregir sus propios yerros, enseñando a sus sucesores lo que aprendieron, a fin de evitar que estas complicaciones sean repetidas, entregando en bandeja de oro el trabajo de muchos años de experiencia . Esto permitió que actualmente jóvenes cirujanos formados recientemente, puedan ejecutar el mismo trabajo, que llevó años de aprendizaje autodidacta en algunos de nuestros maestros y que la medicina moderna , la globalización del conocimiento y cirugía basada en la evidencia, en protocolos, procesos y procedimientos nos haya permitido con todo el privilegio aplicar.
Para decidir si una persona u objeto es bello o no, todo nuestro intelecto y nuestro instinto se ponen en movimiento para estudiar la relación de las partes entre sí y con el todo y del todo con cada una de las partes; si este trabajo es fácil, si esta imagen tiene armonía y carácter a la vez, si está de acuerdo con el concepto que nos hemos formado de la belleza, producirá en nosotros un sentimiento de placer. Santo Tomás decía que hay belleza en todo aquello que agrada a los sentidos, o sea que establecía una estrecha relación entre el objeto y la sensibilidad personal.
Y si bien es cierto que muchos poseen una facultad innata para sentir y distinguir la belleza, también es cierto que, como decía Alexis Carrel:, “el concepto de la belleza puede cultivarse y desarrollarse de la misma manera que ocurre con los conocimientos científicos”. Por eso es necesario inculcar a los jóvenes cirujanos en formación, el deber y la importancia de cultivar el espíritu y la mente permanentemente, para poder distinguir dónde reside la belleza en el ser humano, quizá la más misteriosa y fascinante del mundo. Es necesario que comprenda, aquél que ha escogido esta especialidad, que no bastan los conocimientos científicos para que la obra trasmute en belleza, pues los conocimientos se basan en táctica y técnica, en tanto que EL arte y la belleza esconde su ley en una manifestación sensible. Es necesario saber, pero también sentir.
Cuando los elementos que conforman el todo no guardan entre sí armonía, decimos que se hallan en desorden y este desorden constituye en definitiva la fealdad, y es precisamente el cirujano plástico quien tiene la excelsa misión de encontrar el orden oculto en el desorden, restableciendo la proporción y la armonía y haciendo resplandecer la belleza escondida para que todos puedan verla, y para logar esto es necesario demás de los conocimientos científicos, un sentido desarrollo del concepto de la belleza.
Desde que al ser humano le ha sido otorgado el privilegio de poseer sentido de la belleza, la fealdad es un desvalor, la carencia de algo que al hombre le corresponde por derecho y que es necesario para su integración; de allí el valor trascendental que posee la belleza en el ser humano.
Sin embargo es importante tener presente que un ser humano feo desde el punto de vista puramente corporal puede estar tan profundamente iluminado por la luz de la belleza espiritual, que el conjunto sea denominado por ésta. En estos casos la belleza es reemplazada por el encanto que despierta la gracia. Podríamos decir que la gracia es una belleza en movimiento, un don producido por la persona, no otorgado por la naturaleza. La belleza gusta por las reglas, la gracia, en cambio, no necesita de ellas. Así como Platón en sus Diálogos maravillosos, une los concepto de belleza y de amor, el cirujano plástico debe unir en su obra un elevado concepto de la belleza, y un gran amor por su especialidad que, en definitiva, es amar al ser humano en su unidad psicosomática, comprendiéndolo y compenetrándose en sus deseos, temores, angustias y ansiedades, pues sólo podrá ejercitar esta especialidad aquel que se haga cargo de la naturaleza intima del ser humano. Solo así y sabiendo que toda obra es perfectible, podrá ser mejorar sus resultados constantemente sin estar jamás plenamente satisfecho y comprendiendo así que sólo la felicidad plena del paciente, podrá traducir un buen resultado quirúrgico, porque mientras esto no suceda, el objetivo no habrá sido plenamente logrado.
Por tanto, esta es la historia de la medicina repetida en la cirugía plástica estética, donde unos luchan para adquirir experiencia y transmitirla a las generaciones futuras, y otros, solamente la ejecutan con el mínimo posible de errores. A los maestros la pleitesía de gratitud que recibieron de ellos las enseñanzas. Ojala continuemos mejorando nuestra tecnología a través de las generaciones, esperando siempre ofrecer lo mejor para nuestros pacientes
Parecería, por lo expuesto, que para un cirujano con excelente formación quirúrgica, y que posee además un desarrollado concepto de la belleza, el acto quirúrgico resultante fácil y placentero; sin embargo no es así, porque cuando mayor sea el refinamiento de su técnica y más cultivado sea su concepto de la belleza, cada obra, por más simple o rutinaria que parezca, habrá de ejecutarla al precio de una dura labor y de una intensa aplicación de todas sus facultades mentales y espirituales. Esto, en definitiva, trasunta la enorme responsabilidad que debe asumir el cirujano plástico ante cada caso en particular, en el que deberá poner en juego ese criterio propio e intransferible, porque si bien en su formación ha jugado un papel fundamental su escuela quirúrgica, y especialmente sus maestros, siempre le imprimirá a cada acto su propia idiosincrasia individual, comprendiendo y haciendo comprender a su paciente que la belleza mayor es el esplendor del espíritu y que muchas veces una arruga o una pequeña imperfección puede ser expresiva si está animada por una actitud vital y positiva. Y esto está relacionado, sin duda, con una sana y bien entendida filosofía de la vida.
Todo esto significa que es necesario que el cirujano comprenda y conozca al paciente, para no confundir el idioma que debe establecerse entre ambos y que exista un justo acuerdo entre las pretensiones del paciente y las posibilidades del cirujano, porque también es importante valorar en su medida el concepto de belleza para el paciente, puesto que si el mismo difiere totalmente del que posee el cirujano esteta, jamás podrá obtenerse resultado satisfactorio.
Por último diré que sólo en un perdurable amor por la humanidad estará siempre presente el concepto de la belleza, que otorga dignidad al especialista, y el día que sienta que su sensibilidad ha descendido a tal punto que su fibra espiritual y sus nervios han dejado de estremecerse ante el milagro y el misterio que ofrece la belleza al comenzar una intervención quirúrgica en la búsqueda de la perfección, podemos afirmar que la vida del cirujano plástico ha terminado, porque ha perdido el concepto de la belleza que sólo poseen los espíritus que laten con la vida misma.
sábado, 1 de agosto de 2009
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